SOBRE LA DESTRUCCIÓN DEL SER HUMANO
Aunque este proyecto no guarde relación con el tema de la piel más concretamente, reflexiona sobre la insensibilidad del ser humano, influenciado por los medios de comunicación.
La pasividad máxima que obtenemos por la repetición constante de desastres y catástrofes, de guerras, peleas, mutilaciones, secuestros, etc.
El ser humano tiende a la autodestrucción y, por lo tanto, desmantela el mapa que él mismo ha construido. Su evolución nos llevará a la devastación, la des-animalización es la culpable. La obsesión de pertenencia y posesión es el factor clave en nuestra “evolución”. Pero nadie está alerta, actuamos por repetición, la parálisis es cada vez mayor. Hemos sustituido el concepto olvidar por borrar. ¿Cuántos mapas se han borrado? ¿Cuánta parálisis pueden soportar? Pero lo desconcertante es preguntarse ¿cuál es el grado de entumecimiento en la humanidad?
La pieza se compone de un panel de contenido y medidas variables, aunque el contenido siempre será sobre los desastres de las guerras y sucesos trágicos del mundo, tanto en la actualidad más cercana, como en la historia que dejamos atrás, y de la que nos valemos para respirar “más tranquilos”. Las medidas dependen del tamaño del muro donde se vaya a colocar, pues hay que cubrirlo en su mayoría.
Una pequeña cabeza de niño, aún por definir en rasgos, mira, tranquilo, impasible, todo aquello, pero está apacible, sosegado, pues en su frente ya nació escrito que “TODO SE BORRARÁ”, porque nosotros mismos nos encargaremos de no actuar para que ello pase.
Las futuras generaciones no esperan nada nuevo de las imágenes más que repetición. La sorpresa ya solo se queda para esos primeros momentos de vida. Con el tiempo, nuestro rostro evoluciona a la mínima facción.
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